jueves, 2 de octubre de 2008

MISTERIOS GOZOSOS. (Lunes y Sabados)

MISTERIOS GOZOSOS


1. La encarnación del Hijo de Dios.
La Anunciación del Ángel a María.
La humildad.

Oh María gracias al ‘Sí' Tuyo nos has abierto las puertas del cielo, has aceptado la voluntad del Padre. Serás bendita por siempre: Tu intercesión es escuchada en el cielo porque has aceptado el plan de Dios. Permítenos orar para que seamos capaces de dar el ‘si' a Dios Padre a cada momento que Él nos lo pida. María ayúdanos a ser mansos y obedientes a la voluntad de Dios.

El "sí" de María
. Aquella jovencita de Nazaret no podía imaginarse que Dios la había elegido como Madre del Salvador. Por eso se sorprende del anuncio del ángel, que viene a decirle cuál es su vocación, lo que Dios espera de ella. Y María dice sí, un sí que va a cambiar la historia, porque en ese momento el Hijo de Dios se encarna en sus entrañas purísimas y empieza la redención. Enséñanos Madre Nuestra, Madre mía, a decir siempre que sí a Dios.

Humilde obediencia en la Fé
. En la palabra del ángel, Dios revela a María su designio de amor misericordioso para todos los hombres y ella se descubre al mismo tiempo como la llena de gracia, <la amada de Dios>. Si consiente, se convertirá en la Madre de Jesús y de todos sus hermanos: Jesús, el Salvador de los pobres, de los enfermos, de los pecadores. De momento, no tiene el conocimiento total del misterio y pregunta al ángel con humildad y adoración: <Cómo será esto> Le basta saber que el Espíritu Santo, el dueño de lo imposible, la tomará bajo su sombra para que consienta totalmente al poder de la Palabra de Dios, con disponibilidad absoluta.
María, enséñanos la obediencia de la fe, en la humildad de corazón, enséñanos a hacer la voluntad del padre en el abandono y la confianza para que nos convirtamos en madre y hermanos del Salvador, participando de tu misterio de compasión por la humanidad entera. Danos la gracia de la súplica para que sepamos entregarnos como tú.


2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.
La virtud de la Caridad.

María visita a su prima Isabel: Ella lleva Dios a su prima, por el amor a sus hermanos y vecinos. Señor ayúdanos a llevar a Cristo a otros, como María lo hizo. María permítenos pedirte el regalo hermoso de la caridad.

María siempre dispuesta a servir
. Cuando María se entera de que su prima Isabel la necesita, porque es ya mayor y está esperando un hijo, no lo duda un momento, se pone en camino para prestarle su ayuda. No repara en que está lejos, en que tiene que cruzar los montes, porque las dificultades quedan allanadas por el amor. Y acude donde sabe que la necesitan. Señora y Madre mía, que aprenda de ti a estar siempre disponible para servir a los demás.

Humilde servicio a los Hermanos en la alabanza
. En cuanto María dijo <sí>, marchó a toda prisa a decir <sí> a su prima Isabel que le pide discretamente su ayuda. El primer servicio que hace a su prima es orar con ella, cantando las maravillas de Dios para con su humilde sierva. Ella traducirá luego su amor a Dios en él humilde servicio del trabajo cada día.
Dichosa eres María, porque has creído en la palabra de Dios. Has confiado tu fe dando gracias al Señor, que puso sus ojos sobre ti. Ayúdanos a orar, en la súplica y la acción de gracias, con aquellos a los que servimos cada día.


3. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén. El Nacimiento del niño Jesús en Belén.
El desapego a lo material. Pobreza de Corazón.

El niño Jesús en el pesebre. María, José y los pastores lo adoran. Permítenos adorar a Cristo, el hijo de Dios, en el silencio de nuestra alma y en el fondo de nuestro corazón. Permítenos pedirte María que nos hagas amar cada vez más a Jesús y pedir el regalo de la pobreza de espíritu.

María da a luz al Salvador.
Los hombres le cierran las puertas al Hijo de Dios, que va a nacer en un portal, en pobreza extrema. María no se queja, sabe que lleva en sus entrañas la salvación del mundo, y acepta con gozo, humildemente, la voluntad de Dios. Y en una noche fría se deja calentar por el cariño de José y el calor de unos animales. Madre del Salvador, dile al Señor de mi parte que también quiero que nazca en mi pobre corazón.


4. La Purificación de Nuestra Señora.
La presentación de Jesús en el templo.
El ofrecimiento de nuestro ser al Padre.

Necesitamos poner atención a la voz de Dios, discernir su llamada y aceptar la misión que nos dé. Después de la profecía de Simeón, María lleva la herida del sufrimiento en su corazón, pero en silencio ella acepta la voluntad del Padre.

Toda pura es María.
María es Inmaculada, no hay en ella mancha alguna de pecado, porque Dios ha querido llenarla de todas las gracias. Ella que es Virgen y Madre, se acerca al templo para su purificación: no le importa someterse a las leyes de los hombres que no tenían vigencia para ella. Y en su humildad quiere mostrarnos el valor de la pureza. Madre purísima, enséñanos a vivir teniéndote a ti como modelo, dejando de lado las insinuaciones vacías del mundo.

Pureza de Corazón.
El fiat de la Virgen en la Anunciación la introdujo en el misterio de su Hijo; sus destinos se unieron inextricablemente, tanto en la vida como en la muerte. Al ofrecerse con él en el templo, el anciano Simeón levantó una esquina del velo y reveló a María que una espada le atravesaría el corazón. "A fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones" (Lc 2, 35). María no responde nada pero guarda estas palabras en su corazón para meditarlas en la oración.
María, en tu corazón traspasado contemplamos el costado abierto de tu Hijo en la cruz que nos hace entrever la gran herida del corazón de Dios ante los que se pierden. Danos la gracia de adorar a tu hijo crucificado en sus miembros que sufren.


5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
El Celo Apostólico.

Permítenos meditar en esas veces que hemos estado lejos de Jesús, de ése Jesús quién con mucho amor ha muerto por nosotros. Permítenos entender que en las dificultades de la vida la única salvación es encontrar a Jesús y nunca alejarnos de su gran amor.

María acepta los planes de Dios.
¡Qué desasosiego el de María y José que no encuentran al niño Dios! Ellos, como nosotros en algunas ocasiones, perdemos de vista a Dios: ellos sin culpa por su parte, y sin embargo nosotros lo perdemos porque nos buscamos a nosotros mismos y vamos a lo nuestro. Que aprendamos de ti, María a buscar sin descanso al Señor, y aceptar sus planes, sabiendo dejar de lado los nuestros.

Búsqueda de Dios y de su Voluntad.
Durante tres días, Jesús estuvo perdido en el Templo de Jerusalén, igual que estuvo tres días amortajado en el interior de la tierra y de los infiernos. Pero su corazón permanece siempre con el Padre para hacer lo que le place. María enseñó a Jesús a vivir cada día el abandono alegre en la voluntad del Padre. A su vez, Jesús le invitó a una nueva noche que María no comprende, pero a la que consiente, porque decidió decir siempre "sí"
al Padre.
A lo largo de nuestra historia, nos vemos sorprendidos y angustiados por acontecimientos que desvían nuestros planes y trastornan nuestros proyectos. Concédenos el don de la oración para que podamos comprender la voluntad del padre y ajustarnos a ella en el abandono activo y alegre.

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